Alguna vez
fuí un pájaro,
me perdì en la huellas
insondables del viento.
Bebí la sal
de mis propios sueños
en noches de luna
habité los techos y los campanarios,
tratando de comprender hacia dónde volaban
las plegarias,
los gritos desconsolados
de aquellos infelices
despojados de sus alas.
Aguna vez fuì pajaro,
mi sangre se confundió
con tantos atardeceres...
Sí,
lo fuí
hasta que nací,
en esta jaula
que hoy llamo tiempo.