sábado, 21 de julio de 2007

eter eum en dialectos


¿A dónde vais pequeño caminante sin nombre,
a donde vais sin haber estrenado tus sueños?
Vamos, yo te invito... es hora de morir dignamente
si aún guardas temores, temo decirte que no sos digno,
pero si sos capaz de levantar tus ojos y entrar en el ocaso...
¡Vamos, yo te invito! la eterna noche será tu cómplice.

Quisiste tocar la belleza a manos llenas
quisiste saber lo que el verdadero amor era
y te estrellaste contra el cielo oscuro de la cotidianidad
pequeño caminante, pequeña ambición...
pues amor, verdad y belleza
como espejos rotos, palabras vacías y grises insomnios
pasearon entre tus días, cada uno por distinta senda.

¿Ya de qué sirve que me cuentes tu historia?
ahora, que ni la ola de los recuerdos queda...
ahora, que se me ahoga la memoria en un mar de bits,
¿ya de qué sirve... saber que every-thing era no-thing
que tus ganas de ser some-body
provenian precísamente de tu ser no-body?

No temas, pequeño caminante, de haberte sentido
un poco de mejor calaña... Tú, a ciencia cierta sabes...
que detrás de cada semilla aniquilada, hay un toque
de noble prepotencia en virtud de la raza mejorada...
Y en eso, nadie se engaña.

Las noticias y los diarios mienten
ninguno de ellos sabe...
que debajo de estas tierras fumigadas
plagadas de reinas, traquetos y maromeros
hay un montón de fecundas raices, llorando rios
sembrando mares amarillos y verdes...

Carnavales y demonios que danzan al son de la risa
duermen cobijados con el periódico de la nausea y la tristeza
y se levantan en lunes de lluvia y brisa cortante
para enfrentar una vez más el terror de la prisa.


Vamos, yo te aviso...
La paz de los sepulcros no será precisamente
la paz otorgada, a aquellos que se atrevieron o dicen aún creer en el amor.
No, la paz de los recuerdos será dada por una canción desentonada
cancion triste, coja, hecha de retazos y acetatos rayados...
Esas son las autenticas primicias de un gran mausoleo,
que como templo se construye
a punta de huesos, boñiga y herrumbre.

¿De qué nos sirvió tejer una tarde de dedos ensangrentados,
de qué sirvió hacerse a una lampara mágica plena de luces?
Bien sabiamos, pequeño caminante, que la ventana debería abrirse
para que los dioses marcharan.
Tu y yo, pequeño caminante sin nombre, fuimos autores intelectuales
del perfecto asesinato, autores de hojas que quedaron en blanco
impecable asesinato, nobles suicidas, palabras no dichas...
si quieres llamarlo con un apelativo más elegante, estirado, in fashion
llamémosle Zepuku, le suicidant o sich umbringen.

Palabras de las que en éste último cortejo
sólo queda claro un eres tu, e un sono Io
eterno rezo,
eterna advocación
Era todo tan sencillo,
quizás o a lo mejor decir más o menos:
nous sommes

¿A dónde vais pequeño caminante sin nombre,
a donde vais sin haber estrenado tus sueños?
Vamos, yo te invito... es hora de morir dignamente
si aun guardas temores, temo decirte que no sos digno
pero si sos capaz de levantar tus ojos y enfrentar el amanecer
¡Vamos, yo te invito! la eterna noche será algo salvado y aun por ver

¿De qué huyes ...o a qué le huyes?
¿de que te quiera el querer?
Si es así, si es que huyes...
no quiero que seas tu quien ponga la lápida a mi tumba
El aliento de Venus es capaz de crear o destruir
En cualquier caso, prefiero ser de su voz ceniza
antes que rosal de aroma olvidado.


Al fin y al cabo,
si por casualidad, mi viejo e itinerante amigo
esta noche es de nosotros,
si esta noche se te quedara enredada
en el destiempo y los azares... por lo menos una fibra de tu capa
yo te digo, yo te invito: Por favor quédate conmigo aquí
permanece aquí, no te vayas nunca más.
pues con la noche o sin ella
con la muerte o sin ella
con tu tierra o sin ella
siempre fue posible
sacar de cada piedra
un rio que es camino...
Un camino que es el Sol.


Omnia tempus habent